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METAMORFOSIS BLOGUERA

Los rollos entre Parménides y Heráclito: todo cambia o permanece estático. Escribiré más asiduamente en mi otra página Animal Político, dejando este espacio para reflexiones más meditadas, de modo tal que sin no ves post con frecuencia acá ello no significa que la página esté abandonada o algo parecido: se trata del factor tiempo . Lo cierto del asunto es que a diario soy estoy en Animal político, espacio más "rápido". Si tengo algún lector por ahí, le agradezco su comprensión.

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miércoles, noviembre 15, 2006

Los tres inefables maestros del discurso político, más un apéndice de razonamiento incomprensible

Empezó Vicente Díaz, un rector del CNE, le siguió Teodoro Petkoff y cerró, con broche de oro, Rosales. A la señal, ellos juntaron sus rostros ante las cámaras de televisión y abrieron la bocaza para una declaración histórica: las máquinas captahuellas del CNE no vulneran el secreto del voto, pero generan temor en la población, es necesario retirarlas.
El primero, más enredado que un pollo comiendo espaguetis: son seguras, pero dan miedo a los venezolanos; el segundo, en un acto de senilidad política, subscribió al anterior, realizando volteretas lingüísticas, incomprensibles, como su famoso "Estamos mal, pero vamos bien"; finalmente, el tercero: su despersonalización no pega una con él mismo: a cada rato se consigue perdido, no sabiendo a ciencia cierta qué hacer o decir sin la supervisión de sus amos. ¿Estará bien? ¿Meteré la pata? Y finalmente, se decide, teniendo en mente que los canales lo corregirán: ¡Hay que retirar las captahuellas! Luego se rasca la cabeza y deja arrastrar una mirada perdida.
Son, en fin, generadores de sentimientos de tristeza y confusión.
Apendice de un razonamiento incomprensible
Otro inefable a última: el de Alo Ciudadano: ¿cómo es eso -razona él-: este presidente nos lleva a una primitiva economía del trueque, sacando plátanos y metiendo gallinas? ¡Lo último! ¡Nuestro país debe actualizarse, ponerse a la altura de los nuevos tiempos, de la era informática!
Luego, sin darse cuenta de lo que hace, pasa a hablar del retraso que para el país significan las [modernas] máquinas captahuellas incorporadas en el sistema electoral.
¿Con qué nos comemos todo esto, pues?

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